Santa Luzia: Un hotel donde conviven confort y diseño
Cuando viajamos por placer solemos buscar alojamientos donde sentirnos como en casa o incluso mucho mejor. Lugares que nos permitan evadirnos, descansar y disfrutar a partes iguales.
Pues bien, hace muy poco, descubrimos uno de esos. Antes de llegar ya sabíamos que Santa Luzia no nos iba a dejar indiferentes –las fotos y comentarios de anteriores huéspedes en Google tuvieron mucho que ver-. El hotel se encuentra en Guimarães, una pequeña ciudad con mucha historia (su centro es patrimonio de la Humanidad desde 2001), cuna de Portugal, en la que merece la pena perderse tanto por su arquitectura como por su ambiente.
El edificio ocupa una antigua construcción restaurada, de la que poco queda, pero que se sigue sintiendo nada más traspasar su pérgola de lamas de acero galvanizado (que luego se repiten a lo largo de toda la fachada interior).
Lo que viene después es mejor verlo que contarlo, pero como no sabemos teletransportarte –de momento- intentaremos describirlo lo mejor que podamos.
Suelos y paredes chapados en piedra gris acompañados de iluminación cálida y tenue dan paso, a continuación del mostrador, a un enorme salón rehundido tres escalones donde reinan la madera y las vistas. Aquí ya se percibe lo que el hotel quiere que sintamos desde el primer momento: la sensación de estar en casa. Y, volviendo a las vistas, desde ese espacio no podemos dejar de mirar hacia el patio central a través de los ventanales, donde la protagonista es una gran lámina de agua en la que todo se refleja (incluidas las infinitas lamas metálicas de la fachada).
Después del embelesamiento inicial puedes recorrer el resto de salones concatenados, repletos de sofás de cuero y terciopelo que, aunque suene algo raro, eran el complemento perfecto para esas paredes y techos forrados de listones de madera -con una de sus caras pintada en gris, como se intuye en las fotos-.
Ya en las habitaciones volvemos a destacar los materiales, en especial de los baños: suelos y paredes de nuevo chapados en piedra así como griferías y complementos en latón. Sí, habrás adivinado que todo esto va de saber elegir bien los acabados –que suelen marcar la diferencia-.
Por último, no podemos dejar de hablaros de la azotea y sus vistas 360º sobre el entorno cercano y su piscina infinity de 46 metros de largo! Coger el ascensor y llegar a la terraza era algo parecido a viajar en el tiempo. Una vez arriba, hacia uno de los lados solo se veían árboles; hacia el otro, la escuela de artes y sus restos, un edificio ruinoso pero no por ello con menos encanto.
En resumen, ¡una experiencia 10! Especialmente recomendable si buscas días de relax y buenos paseos. Además, si a todo lo anterior sumas el trato del personal del hotel, se convierte en un plan perfecto! Recuerda enviar saludos de nuestra parte al encantador Luis G. en caso de que decidas visitar el hotel, seguro que nos recuerda ;)
¿Os ha gustado esta nueva sección? Contadnos qué os ha parecido y si a vosotros también os gustan los hoteles que te hacen sentir como en casa.
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Imágenes vía Santa Luzia Arthotel & HIMERA