“Casa es donde se vive, (...) lo que hay que hacer es tomar ese lugar, al que da sentido una familia, y tratar de ver con ellos cómo mejorarlo. De ahí arrancamos, del grupo. A esos es a los que hay que apoyar para que lleguen a tener una vivienda mejor.” Joan Macdonald.

Y qué mejor manera de empezar este post, que con una cita de esta gran arquitecta chilena.

Cuando Raquel nos escribió desde Málaga, nos dejó clara una cosa: le apasiona pasar el tiempo con su familia. Y quiere que su nueva casa esté a la altura de sus necesidades. Su consulta era sencilla: cómo unir entrada-cocina-comedor-y-salón para conseguir un espacio único. Un espacio dónde ella y su familia pudieran disfrutar juntos.

¿Queréis saber cómo la ayudamos?

Como recodareis, en nuestro consultorio anterior hablábamos de esas casas de las que no podemos decir que estén mal distribuidas, pero que por unas razones u otras, no acaban de encajar para sus inquilinos. Sobre plano, la cocina y el salón-comedor de Raquel están situados correctamente. Es más, la distribución propuesta de mobiliario tampoco tiene grandes fallos. Sin embargo, la relación existente entre ellos es muy vaga; algo que no propicia los intereses de nuestra amiga.

¿Qué proponemos? Lo primero y más obvio, eliminar aquellos elementos que habéis visto marcados en rojo. Y lo segundo, y no tan obvio, mantener un espacio acotado para la entrada. Entre los propósitos de Raquel y su familia estaba añadir la entrada a la suma del resto de espacios. Pero en HIMERA, defendemos que, en casas de cierto tamaño, el tener un espacio de entrada -con interés- tras la puerta principal, añade una sensación de confort y seguridad al resto de estancias, que difícilmente se consigue si prescindimos de él.

Nuestra solución consiste en delimitar esta zona mediante una cristalera metálica, de color gris oscuro con dos puertas correderas. De esta manera, podemos disfrutar visualmente de todo el espacio o incluso tener ambas puertas abiertas, pero sin renunciar a la ventaja de la que hemos hablado antes.

Para la gran protagonista de hoy, la cristalera, proponemos una opción similar a la de las fotos que os traemos. Además proponemos utilizar espejo para aquellos cuarterones (así se llama a cada una de las divisiones de una cristalera) que quedan adosados a la pared del aseo. El uso de estos espejos, ayuda a camuflar la pared trasera y aumenta la sensación de amplitud y luz del salón. No es casualidad que enfrente haya una ventana... :)

Una vez definida la cristalera, el resto es muy fácil. Para la cocina, decidimos realizar dos zonas: un frontal con zona de fuegos, extracción oculta y nevera; y una isla, con superficie de trabajo, lavabo y una zona con taburetes altos. Todo ello modulado y siguiendo las dimensiones de, adivinad que... nuestra cristalera. A continuación, acotamos la zona del comedor. Un comedor de verdad, de familia y con chimenea (el último de los requisitos de Raquel). Y como todo foco de calor de una vivienda, lo más aconsejable es colocarlo cerca del lugar donde más pérdidas existen: las ventanas. Además, esta posición nos ofrecerá flexibilidad espacial frente a futuros cambios.

Para acabar, proponemos un mueble a medida. Un mueble que se convertirá en el corazón del salón. Separará el comedor del estar y será propiedad de todos los miembros de la familia. Ahí es donde podrán recoger sus juguetes favoritos los peques de la casa, sentarse a pintar en la hora de la merienda o utilizarse como escritorio cuando la casa duerma.

Como habréis podido ver, hoy no hemos realizado la selección de objetos que viene siendo habitual de otros consultorios (aunque en nuestro último post os preparamos algo parecido con una selección muy otoñal, que si aún no has leído va a ser imposible que te no guste la llegada del frío). Esta vez hemos optado por enseñaros una casa impresionante de Studio Nordes donde materiales y relación entre los diferentes espacios vemos identificada nuestra propuesta para el salón de Raquel y su familia.