Guía completa de suelos de madera
Si te preguntan por tu casa soñada es muy (muy) probable que la imagines con el suelo de madera, ¿verdad?
La madera natural es uno de los materiales por excelencia en cualquier casa. Sus usos son múltiples y su calidez es única, motivo por el cual han surgido cientos de imitaciones que intentan, muchas de ellas sin éxito, copiar sus características. Podemos encontrarla en suelos, muebles y hasta en paredes y techos. Pero hoy nos centraremos en exclusiva en los primeros, para intentar resolver todas las dudas que recibimos casi a diario sobre cómo y cuándo elegir un suelo de madera.
El suelo de una casa es una de las decisiones más importantes que debemos tomar en un reforma u obra nueva, pues se trata de una de las superficies más grandes y protagonistas en un espacio, pero también una de las que más sufre el uso diario. Es, prácticamente, una de las primeras cosas en las que nos fijamos. Su aspecto configura en gran medida el carácter de una casa: fría, cálida, rústica, moderna… Por eso debemos ser muy cuidadosos con su elección. En este post te ayudamos a que la tarea resulte más fácil:
¿Es para mí un suelo de madera?
¡Por supuesto! Solo en contadas ocasiones desaconsejaríamos la madera en una casa. Es un material noble, pero poroso y, en algunos casos, blando, dependiendo de su procedencia (por ejemplo el pino). Si te preocupan en exceso las marcas, puede que sufras con su cuidado, pero no deberías, pues esa es parte de su magia. La madera natural envejece y evoluciona con nosotros, no es estática. Tiene la capacidad de transformar cualquier espacio, volverlo cálido al instante. Es perfecta para casi todas las habitaciones, aunque algo más delicada en cocinas y baños por culpa del agua, que puede acelerar su deterioro.
Además, a diferencia de los materiales sintéticos, puede repararse; pero si eliges una madera resistente, podrás vivir despreocupado durante muchos años.
Tipos de suelos de madera
1 Suelos (o parquets) de madera maciza
Son aquellos compuestos por piezas fabricadas en su totalidad de una madera noble. Es decir, un único material compone toda la lama. Su precio es en general elevado, pero permiten múltiples acuchillados a lo largo de toda su vida. Si optas por este tipo de pavimentos, es aconsejable que elijas piezas de tamaño pequeño o medio para evitar las deformaciones producidas por los cambios ambientales (no olvidemos que se trata de un material natural).
2 Suelos (o parquets) de madera multicapa
A diferencia de los anteriores, las lamas de estos pavimentos están compuestas por capas de diferentes maderas encoladas entre sí. Son más económicos porque solo contienen con una lámina fina de madera noble (la que se ve y pisa), que nunca debe ser inferior a 2,5 mm de espesor si quieres garantizar una buena durabilidad (y soportar más de uno o dos acuchillados). En este caso, pueden elegirse piezas de tamaños más grandes porque el sistema de fabricación multicapa permite que soporten mejor las deformaciones y resulten mucho más estables.
En la actualidad son los más utilizados. Su capa de madera noble admite suficientes acuchillados y su precio compensa respecto a las primeras.
Tipos de instalación
1 Suelos de madera rastrelados
Su principal característica, como su nombre indica, es que las lamas de madera se colocan sobre rastreles anclados al forjado de la vivienda. Cada vez se utilizan menos, aunque su encanto en innegable (nosotros vivimos en una casa con ellos). Te contamos a continuación sus pros y sus contras:
Si tu casa no es de obra nueva y presenta un suelo irregular, es una buena solución para evitar aplicar una capa de mortero de nivelación en toda la superficie (lo que supone un extra de tiempo y dinero).
Al separar las lamas de la solera se crea una cámara de aire que ayuda a que no se formen humedades. Hueco que puede aprovecharse también para el paso de instalaciones.
Se trata de un sistema perfecto para lamas de madera maciza.
Por contra, es un método que genera bastante ruido en la pisada (pues las lamas no apoyan en su totalidad), aunque los más puristas ven en esto una ventaja (lo cierto es que a nosotros nunca nos molestó), cruje con los cambios de temperatura y puede provocar que aparezca más polvo del habitual.
2 Suelos de madera pegados
Las lamas se pegan directamente al solado de la vivienda con colas especiales de gran adherencia, pero este debe estar perfectamente nivelado y limpio.
Es la única colocación compatible con sistemas de suelo radiante.
El sonido de la pisada, a diferencia del anterior, es neutro, pues se pisa sobre un pavimento sólido.
Se aconseja este sistema para lamas de madera maciza de longitudes cortas, para evitar que se despeguen a causa de las dilataciones, aunque también es compatible con pavimentos multicapa.
Sin embargo, su capacidad aislante es menor en comparación con los otros sistemas y su instalación lenta.
3 Suelos de madera flotantes
Es la solución más extendida en la actualidad por su facilidad de instalación y su precio. Se le llama flotante porque no se coloca anclada a nada: las piezas de madera se unen entre sí, en lugar de al suelo existente o a rastreles como en las opciones anteriores y, además, se separa del forjado mediante una lámina, que puede tener diferentes características (aislante, antihumedad, etc.).
Su instalación es muy rápida, incluso sin necesidad de mano experta en caso de que quisieras colocarlo tú.
Las lamas suelen presentarse machihembradas para que se enganchen fácilmente unas a otras, evitando así productos de encolado. Por este mismo motivo, lo más común es que las tarimas flotantes tengan un diseño de lamas paralelas, como contaremos más adelante.
La pisada tiene un sonido muy particular que cuenta con bastantes detractores, pues parece que suena a hueco en lugar de a madera.
Si se elige una lámina de calidad, se puede ganar en aislamiento térmico y acústico.
¿Qué madera elegir?
Roble, nogal, pino, teca, iroko… A la hora de elegir el tipo de madera en tu casa, en lugar de fijarte solo en su aspecto, deberás tener en cuenta las propiedades de cada material. Esto lo decimos porque la gama de barnices y acabados en el mercado es muy amplia y se puede cambiar radicalmente el aspecto de casi cualquier madera dependiendo del tratamiento que se le aplique. Por eso, lo mejor es que elijas una resistente que soporte el paso del tiempo.
Como no queremos extendernos mucho, te contaremos nuestra favorita: roble natural (a poder ser aceitado en lugar de barnizado).
Diseños de suelos de madera
La elección de un diseño u otro dependerá de la estética que busques en tu casa. Existen muchas formas de colocación, más clásicas, con años de historia a la espalda o más actuales, la mayoría asociadas a un tipo de colocación concreto. Esto se debe, en especial, a que la complejidad de algunas geometrías es incompatible con sistemas como el flotante, pues requieren de una técnica y una sujeción que solo se pueden lograr si se pegan directamente al forjado (volvemos a recordarte que debe estar perfectamente nivelado y limpio). Estos son los más comunes, que podrás en ver la última imagen:
En paralelo (junta regular fig.1, junta libre o a la española fig. 2, junta a la americana fig. 3…): perfecto para cualquier tipo de colocación, aunque es el más habitual en suelos flotantes.
En diagonal (espiga fig. 4, espiga doble fig. 5, punta Hungría fig. 6…): aunque ahora se pueden encontrar modelos flotantes, lo normal es que se instale pegado.
En damero o mosaico fig. 7: uno de los diseños que más se repite en los pisos antiguos de Madrid, se instala pegado debido al pequeño tamaño de las lamas.
En panel o loseta (Versalles fig. 8, Chantilly fig. 9…): al igual que el anterior, se coloca pegado sobre el solado de la vivienda.
Conclusión
Como ya habrás adivinado, nos encantan los suelos de madera natural en todas sus formas. Si nos preguntan, siempre, siempre, siempre los elegiremos frente a cualquier imitación (bien sea porcelánico, laminado, etc.), de las que, por cierto, no somos muy amigos. Tanto el carácter que aportan como la pisada es imposible de igualar, y su belleza, para qué engañarnos, tampoco.
Si piensas como nosotros, no lo dudes. Que el temor a que se estropee no te haga cambiar de opinión, porque un material natural como la madera envejece bonito y se puede reparar. Mientras que un sintético no envejece, se estropea.
¡Esperamos haberte convencido! :)
H